Si a una persona le quitas sus sueños e ilusiones solo
queda de él la sumisión. Esta máxima ha sido aplicada a lo largo de la historia
de la humanidad con el mismo resultado para el opresor: la obediencia ciega por
el miedo a perder lo poco que se tiene, o por miedo a la represión. El resultado
también ha sido el mismo para el represor: el levantamiento del reprimido en
contra de los que le habían robado su vida y la de sus descendientes. En este sentido
siempre me ha sorprendido el magistral truco hindú al vincular a los Dalit, los
parias, a una situación determinada por la religión. Ante esto, cabe difícil
rebelión cuando la cultura que los podría liberar de sus ancestrales cadenas
nunca estará a su alcance.
Todo esto parecía una imagen fruto de un pasado vinculado
al feudalismo y a los comienzos de la era industrial, donde padres, madres e
hijos pertenecían a esas colonias; en algunos casos textiles, en otros mineras…El
tiempo fue pasando al ritmo de todos aquellos que dieron su vida por una
sociedad más justa y democrática, hasta llegar al supuesto Estado del
Bienestar. Ahora asistimos a su progresivo desmantelamiento en una regresión a
China o la India donde los derechos son una entelequia para la mayoría, y donde
florecen los multimillonarios que han decidido hacer oídos sordos a sus
consciencias, si es que algún día la han tenido, para enriquecerse lo más
rápido posible a costa de la no vida de sus trabajadores. Lo peor de esta
circunstancia, es pensar que eso afecta solo a países que casi no sabemos
ubicar en el mapa, o a profesiones poco cualificadas. Es una falacia en la que
ocultamos nuestra cobardía y sumisión: pongamos un médico con su flamante MIR;
seguramente su contrato será por semanas, incluso horas y por un sueldo que
nada tiene que ver con el de sus padres. Un arquitecto; estos, ya ni tienen
trabajo; un ingeniero; si encuentra alguno que ya no esté en Alemania cobrando
poco más de mil euros, le ruego que me avise…Podría continuar sin parar.
Culpables por nuestra sumisión: es posible; amordazados e
impedidos para expresar nuestro descontento; con absoluta certeza. Aún así
pregúntense ¿cómo es posible que un estafador, misógino, ignorante y mentirosos,
sea el presidente de la nación más poderosa del mundo? ¿Cómo es posible que un
clan familiar auspiciado por la alargada sombra del ¨Venerable Pujol¨, hayan
podido hacerse de forma ilegal con millones y millones de euros que debían
haberse dedicado a sanidad, dependencia, educación, mientras ¨, la Señora
Ferrusola, ¨La Madre Superiora¨ como ella misma se hacía llamar indicaba a la
banca andorrana que movieses dos misales, dos millones.
La cuestión es que estos parias del pueblo, estos
apestados, de verdad, se sienten intocables por una justicia doblegada a
intereses partidistas y económicos, al tiempo que saquean países, derechos y el
futuros de nuestros hijos, mientras nosotros miramos al de al lado
aterrorizados, y decimos ¨ Virgencita que me quede como estoy ¨.
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