http://www.farodevigo.es/cartas/2016/12/14/venganza-putin/1587916.html
El siempre sorprendente
presidente Putin ha logrado amasar una fortuna de nada menos que 40.000
millones de dólares con un sueldo anual de 110.000 dólares. Esta nueva
transformación del agua en vino comenzó su andadura allá por la década de los
noventa cuando Vladimir Vladimirovich Putin siendo alcalde adjunto de San
Petesburgo adquirió una casa en Alicante. Curiosamente, de las arcas de esta
ciudad desaparecieron millones de dólares hacia Tewnty Trust, la empresa que
financió la casa del oligarca en Torrevieja. El camino desde una modesta
vivienda hasta una dacha en el Mar Negro valorado en más de mil millones de
dólares parece un camino casi imposible de imaginar y menos de recorrer. Por
ese motivo Estados Unidos consideraba que la reacción más eficaz contra la
anexión de Crimea por parte de la Unión Soviética no debería ser una
confrontación armada, si no atacar al patrimonio económico de todas esas
fortunas que han crecido a la sombra del bueno de Vladimirovich. Y ahí es dónde
empieza nuestra historia, justo cuando los dos presidentes de las naciones más
poderosas de la Tierra, en términos militares, se agasajaban con reiteradas
ofensas públicas, en una situación en la que ambos se encontraban en una
especie de empate técnico: Crimea no sería devuelta a Ucrania bajo ningún
concepto y el dinero de los millonarios rusos se movería con mucha menos
fluidez fuera de sus fronteras. Llegados a este punto, sólo cabía cambiar de
interlocutor pero, ¿cómo conseguirlo? Es evidente que nada le hubiese gustado
más al presidente Obama que haber podido tele transportar a Marte a su homólogo,
no obstante en Rusia existe un único Zar, amigo de otros záres como Berlusconi,
Alasat y, ahora Trump: el individuo que dejará que los rublos se transformen en
dólares custodiados por el antes jefe de Exxon Mobil y ahora investido en la ¨Casa
Dorada¨ como Secretario de Estado, a pesar de sus estrechas relaciones con el
Gobierno Ruso.
Unos e-mails, más unos e-mails menos. ¿Quién se acordará
pasado el tiempo? La historia reciente nos dice que hubo otro demócrata que perdió
unas elecciones, también en Florida, por una falsas papeletas, que a la postre,
condujeron al mundo a una falsa guerra en un país en el que decían que había armas
bacteriológicas, pero sobre todo, sabían que había petróleo.
Señor Obama, Señora Clinton, no es nada personal, son sólo
negocios.
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