Todavía continúo
preguntándome ¿cuál era su nombre?, ¿cómo sería su vida en Rumanía antes de
acabar en un bajo rodeada por una riada? Me pregunto ¿qué es lo que hace que
una mujer huya de una inundación hacia la parte más baja de una vivienda? Todavía
me produce un escalofrío pensar en la agonía que supuso saber que los bomberos
eran incapaces de entrar en el infierno en el que ella vivía; aunque es muy
probable que simplemente esta cruel fatalidad la terminase liberando de todos
esos hombres que deseaban su cuerpo a cambio de un dinero que ella nunca vería.
Me sigo preguntando ¿por qué no pudo escapar?, y no puedo evitar recordar todos
esos prostíbulos a pie de carretera donde las verjas en las ventanas no están
para proteger si no para evitar que mujeres a las que les han robado su vida
puedan recuperar algún día lo que quede de ella.
Unas terribles lluvias han arrasado con viviendas, negocios,
coches… en Málaga, Alhaurín y Mijas, donde el tiempo hará que nos olvidemos de
esa mujer fallecida en un sótano a pesar de que las marcas de agua en las
paredes de las viviendas seguirán recordando todo lo que unas tormentas se
llevaron.
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