La admiración verdadera es algo que no se elige ni se
comprada. Una clara evidencia es la de Donal Trump cuando dice que: ¨Nadal es
un chico que siempre quiere ganar. Siempre, siempre es un ganador ¨. Aquí vemos
una manifestación sincera de admiración. Por el contrario, el tenista no se
refiere en los mismos términos hacia el que en breve será coronado con la
fanfarria de un coro mormón como el hombre más poderoso de la tierra. En su
declaración Nadal ha sido menos entusiasta: ¨ Es verdad que su forma de hablar
no me gusta, porque es un estilo que no aprecio…Como no soy de un perfil
arrogante¨. Y sobre todo, más temerario: ya que iremos viendo como gran parte
de los que han osado a plantarle cara al próximo presidente de Estados Unidos se
irán doblegando ante él comprando su admiración, porque ¨siempre, siempre
quiere ganar¨. De manera que cuando el tenista español juegue el US open, del
que es asiduo espectador el bueno de Donal, sea posible que la red se convierta
una alambrada de varios metros construida con lo que le sobre de la frontera
con Méjico.
Yo prefiero considerarme un perdedor en un mundo en el
que ser ganador significa convertirse en un individuo como Donal Trump.
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