domingo, 24 de abril de 2016

¿QUIÉN ME VENDE UN DÍA AZUL? (ANDALUCIA PRESS/ EL FARO DE VIGO)


           http://www.farodevigo.es/cartas/2016/04/26/vende-dia-azul/1448816.html

Pongamos que me llamo…Ese es un dato irrelevante para alguien que ha sido testigo en un lugar, y un sitio, donde todos pensamos que debiéramos ser iguales; sí, la habitación de un hospital. Allí es donde por casualidad pude escuchar como un hombre que lo tenía todo, bueno, casi todo a excepción de la salud que había escapado de él más rápido de lo que su fortuna la había podido perseguir a través de prestigiosos centros sanitarios de medio mundo, se lamentaba de que todo su dinero no podría comprarle un día más, un perfecto día de cielo azul más. Se lamentaba de todos los que se le habían escurrido entre las manos pensando que siempre habría muchos más; se lamentaba de haberse hecho ciego a amaneceres y atardeceres ocultos en lo que nunca habían sido problemas.

De camino a casa masticando cada gota de aire azul como si fuese la última me crucé con dos chavales que estaban pidiendo en la calle, entre juegos y bromas exprimiendo su ¨no día¨. Parecían tan felices a pesar de todo.

¿Y si realmente este fuese mi último día azul? ¿Y si fuese tu último día azul…?


domingo, 17 de abril de 2016

ERES UN CAMPEÓN (EL FARO DE VIGO 15/4/16)

http://www.farodevigo.es/cartas/2016/04/15/campeon/1442066.html



  En un tiempo casi olvidado en mi memoria tuve un profesor que repetía hasta la extenuación: ¨que sin trabajo no hay atajo¨. Y extenuados, nosotros, sus alumnos hacíamos caso omiso, conscientes de que los Roldanes, los Mario Conde, los Ruiz Mateos, de nuestra época de juventud, eran el modelo a seguir. Con el tiempo y las duras enseñanzas del mismo me he percatado que estos individuos que proliferan más en nuestro país que en los nórdicos y germanos, tienen un calificativo: ¨campeones¨. Campeones del engaño, del fraude pero, sobre todo; de ser apóstoles del no esfuerzo. Esto no tendría mayor relevancia si no viésemos en los colegios como los niños relegan al ostracismo a los que trabajan duro por su futuro, a los que en un partido defienden a muerte mientras los demás únicamente se pelean por la pelota para meter un gol o un triple. Gracias a Dios, estos jóvenes y sus padres ayer habrán aprendido una lección impartida por un antaño futbolista fajador, ahora convertido en gurú de la gestión de recursos humanos, en la que él predica con el ejemplo que el único camino para el triunfo es el trabajo honesto y el respeto.

OCHO DE DIEZ ( LA VOZ DE GALICIA 8/4/16)


  Un ochenta por ciento parece un buen porcentaje dependiendo de cuál sea el interés que reside en el: ocho posibilidades de diez de que te toque la lotería sería, sin duda alguna, fantástico; ocho de diez de que aciertes la quiniela ganando tu equipo favorito, para muchos sería el éxtasis. Sin embargo los números nunca mienten, ocho niños españoles de cada diez tendrán la injusta fortuna de perpetuarse en la pobreza heredada, portadores de un estigma no elegido durante generaciones de impotencia ante la repetición de la historia de vidas olvidas, de bisabuelos, abuelos…hijos. Este 80% ha aumentado en la misma proporción que lo han hecho las fortunas en nuestro país, que también se perpetúan, pero con otra clase de suerte.

  Sin duda es escalofriante, saber sólo viendo los ojos de tus padres que tú no vas a ser uno de los dos niños que puedan mirar algún día a sus hijos sin tener que ocultar un sentimiento de culpa y terror.

No debemos continuar viviendo como si esto no estuviese ocurriendo, aunque únicamente sea por no privar a la sociedad de los más válidos. Porque de lo contrario corremos el riesgo de perdernos un Rembrandt, un Lincon, un Newton...

¿ CÓMO ESTÁ ? (LA VOZ DE GALICIA 7-8-16)



Ocho y media de una maña que presagia con su frío lo que puede ser un día de cielo azul de abril. Ante mí, el recuerdo de lo que en su día debió ser el imponente cuerpo de un marinero de algún país del este, varado ahora en una ciudad y en un país que lo ignora como si del banco en el que está anclado se tratase. Lentamente, otro individuo con aspecto de vikingo de vuelta de una batalla se acerca a él y le pregunta ¿cómo está? ( kak diela): ahora ya sé que son rusos. La respuesta, la habitual en ese país, ¨normalna¨ (normal).  Podría haber respondido ¨ploja¨ (mal). Que es como lo haríamos aquí. Sin embargo parece que aún tienen la constancia de que las cosas pueden ir todavía a peor. Posiblemente por eso los alemanes responde con un rotundo ¨me va bien¨( mir geht es gut ), o los británicos emplean un escueto ¨ I´m fine¨ ( estoy bien), haciendo gala de su flema británica, en la ironía que supone que ¨fine¨ también signifique multa. Puede que multa a desvelar cualquier atisbo de sentimiento.