viernes, 20 de abril de 2018

LA MIRADA AUTISTA

http://www.farodevigo.es/cartas/2018/04/25/o-padece/1879112.html

            En un mundo en el que la apariencia lo es todo, en el que no dejamos de querer ser lo que no somos, en el que no dejamos de desear lo que en realidad desean otros. Hay  Otros  que viven aislados de esta dictadura y de las palabras que se utilizan como alambradas para hacernos menos libres. Son personas que en su mayoría han desarrollado una hipersensibilidad al tacto, a los sonidos…escapando de ese contacto físico que corta su piel como si fuesen cuchillas, o de ese contacto visual que perfora su cerebro, o del sonido transformado en un ruido que cortocircuita todas sus sinapsis neuronales. Para ellos, que viven en libertad fuera de esa alambrada, recluidos en el interior de procesos repetitivos que les proporcionan la seguridad de saber lo que va ocurrir segundo tras segundo, nuestro comportamiento les resulta ajeno, porque no entienden la maldad, la venganza. Las pocas veces que puedo ver reflejado los ojos de mi hija en los míos veo un mundo demasiado cruel para alguien que nunca sabrá ni podrá defenderse. Aun así, y a pesar de las terribles noticias, hay magníficos profesionales que comparten este difícil camino con las personas que padecen autismo.
Estudio de Cal Tech University en el que se puede ver como un niño que padece autismo fija más la atención en la cabeza del árbitro que en la cara del jugador

martes, 10 de abril de 2018

15.000 MILLONES POR DAR EL CALLO (EL FARO DE VIGO, LA VOZ )

        http://www.farodevigo.es/cartas/2018/04/15/quince-mil-millones-dar-callo/1873143.html


     Apuleyo Diocles, Cayo para los amigos, es el padre de todos los pilotos españoles. Sin duda, el más grande que la historia de nuestro país pueda recordar y posiblemente recuerde. Ni los Alonso, Sainz…han llegado ni llegarán nunca a su nivel de destreza, y sobre todo, de victorias en el ámbito de las carreras. A pesar de ello es un absoluto desconocido con sus 15.000 millones de euros en premios; es decir, 36 millones de sestercios del siglo II recaudados por el bueno de Cayo en sus 1.426 victorias en 4.257 contiendas. Una cifra gloriosa en el Imperio Romano, donde las cuadrigas utilizaban la tecnología punta, y nada de esas menudencias de la fibra de carbono, magnesio o titanio: unas buena ruedas de perfil bajo de madera súper blanda para seco, si no llovía; una alfalfa de 98 octanos, una telemetría por cuerno inducido a pleno pulmón, hacían que el paso por curva fuese vertiginoso. Es más, dicen los viejos del lugar que Cayo no dejaba de salir en los papiros rosas de la época día sí y día también acompañado de bellezas exuberantes. Y todo,  por ¨dar el callo. Algo ya olvidado en éste nuestro país.