sábado, 14 de enero de 2017

LA DIFERENCIA QUE NOS HACE IGUALES






       ¿Lo que te hace sentirte diferente es lo mismo que lo que te hacer ser diferente? Si es así, eres una persona muy afortunada porque, por desgracia, la mayoría de nosotros no somos vistos por nuestros congéneres de la misma forma que nosotros nos vemos, o incluso como nos gustaría ser vistos. Es decir: todos somos igual de singulares, igual de parecidos. Pero eso, es algo que no estamos dispuestos a admitir por culpa de una educación, de unos convencionalismos sociales y, especialmente, por un cerebro ancestral de depredador que tiende a clasificar en milésimas de segundo a todos los individuos que le rodean: prepotente, te susurrarán a gritos tus neuronas cuando veas a alguien engominado con corbata, aún cuando ni seas consciente del color de su pelo; gay, por un micro gesto con la mano; peligroso, por ser negro; posesión, le dirán a algunos hombre sus sinapsis neuronales al ver a una mujer... Y así un sinfín de clasificaciones que tranquilizan nuestras inseguridades. Lo malo es que esa primera impresión está condicionada desde que nacemos, y nos resulta más cómodo no analizarla utilizando la razón viviendo dentro de una clasificación hecha por otros y que pocas veces coincidirá con la que nos gustaría vivir. Entonces, si esto es así, ¿por qué no ser un poco más valientes, un mucho más tolerantes y atrevidos?  Podríamos empezar por cosas simples como ponernos esa ropa que tanto nos gusta pero que no nos atrevemos a usar por el qué dirán, podríamos intentar leer algo sobre otras religiones, leer un relato de alguien maltratado por ser diferente, por no querer utilizar la violencia como único argumento, podríamos derribar los muros que construimos alrededor de los discapacitados. Podríamos...poner las luces de Navidad un 29 de Abril, y que no nos diese vergüenza lo que opinasen desde la calle, porque habríamos intentado ser diferentemente iguales. 



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